Con más de 25 años de historia, Resident Evil saltó de la industria de los videojuegos al cine, la animación, los coleccionables, juegos de mesa, libros, el teatro musical y muchas cosas más, algunas de ellas tan excéntricas que incluso los mismos fanáticos han preferido negar su existencia. Aun así, todo lo que hay acerca de esta serie se puede clasificar en dos grandes grupos: aquello que es “de vieja escuela” y aquello que no. Sobre esta idea, Resident Evil: La Tiniebla Infinita es la otra producción de esta franquicia que engloba todo lo bueno y todo lo malo de su “vieja escuela”.

HISTORIAS DE ZOMBIES
En camino al estreno de Resident Evil 5, Capcom comenzó la producción de una serie de películas animadas que, oficialmente, narran los hechos que ocurren entre los juegos a estrenarse. Esta serie comenzó con Resident Evil: Degeneration en el 2008, continuó con Resident Evil: Damnation en el 2012 y acabó con Resident Evil: Vendetta en el 2017. Siguiendo una fórmula similar en cada filme, estas películas sólo sirvieron para consolidar lo absurdo de la serie, haciendo de Leon S. Kennedy una especie de superhéroe, mientras que las mujeres protagonistas no eran más que un mero fan service que sobrevivía cada brote zombie casi por casualidad.
Si bien las cintas estelarizadas por Milla Jovovich fueron perdiendo la lógica y el sentido en cada entrega, siendo fuertemente criticadas por ello, las producciones animadas ni siquiera gozaron de ellos en un principio, y por mucho se quedaron como las favoritas de los fanáticos simplemente porque había que ser muy fan para encontrarles el gusto.

STREMEANDO MUERTOS
Bajo la dirección de Eiichiro Hasumi y la producción de Hiroyuki Kobayashi, quien ha estado presente en los videojuegos y filmes de la franquicia desde hace más de 20 años, Resident Evil: La Tiniebla Infinita es una serie de cuatro capítulos que tiene al centro de su historia un brote zombie en la Casa Blanca. De alguna forma este se relaciona con la situación crítica en un país ficticio que se ubica en algún lugar del medio oriente y la tensión política que hay entre China y los Estados Unidos.
En esta producción los muertos vivientes son, a final de cuentas, parte de una forzadísima intriga internacional en la que está involucrado el ejército y el gobierno norteamericanos, algo que Leon S. kennedy descubre demasiado tarde. Dejando a un lado el hecho de que nuestro héroe es capaz de sobrevivir a todo lo que se le ponga enfrente y que puede viajar de un lado a otro del planeta en cuestión de segundos, el valor más grande que podemos encontrar en la serie es su esfuerzo por hacerse de una historia interesante o por lo menos entretenida y verla fracasar rotundamente en el intento. Demasiados agujeros en el guión, personajes acartonados, muchas situaciones sin sentido y un trabajo de animación que nos hubiera sorprendido hace 20 años hacen que la producción se vea y se sienta mala.

VICIOS DE ANTAÑO
La pasión que despertó Resident Evil como videojuego siempre fue a expensas de su dinámica de juego más que de su historia, la cual comenzó como una propuesta interesante pero que llegó a un punto tan absurdo que Capcom, sus creadores, prefirieron darle borrón y cuenta nueva a través de sus dos más recientes entregas que tener que continuar trabajando con sus antiguas fórmulas y personajes.
Resident Evil: La Tiniebla Infinita se encuentra justo en ese momento en que lo absurdo de esta serie estaba en su punto más alto, ofreciendo una historia que se ubica después de los hecho ocurridos en la primera película CGI, pero que se presenta al público bajo la premisa de que todo el mundo sabe quienes son los personajes, que es lo que está ocurriendo, quienes son los responsables y que es lo que vendrá después… y pobre del que no tenga idea. La verdad, para lo que esta serie ofrece en pleno 2021, lo mejor que podría ocurrir es quedar en el olvido.